El ser humano ha tenido avances increíbles en el campo de la medicina pero de no controlar el cambio climático, se echarían a perder los últimos 50 años de éxitos en la salud. Esta es la conclusión de un estudio publicado en la revista británica The Lancet. Nos encontramos frente a una “emergencia médica” ya que las consecuencias de este fenómeno son un riesgo potencial para la salud humana.
Las inundaciones, sequías, propagación de enfermedades, inseguridad alimentaria, estrés por calor, tormentas y demás desastres naturales, plantean retos para los que no estamos preparados. Sólo en 2010, los incendios forestales en Rusia duplicaron la cantidad de partículas en el aire alrededor deMoscú al consumir 2,7 millones de hectáreas. Esta situación más el calor ayudó a incrementar 11 mil muertes en un mes.
En Pakistán murieron casi 700 personas en 3 días por una ola de calor y esto fue en junio. Enfermedades como el dengue y la malaria son favorecidas por el calor, así que las temperaturas extremas del cambio climático tienden los cimientos para una serie de enfermedades que quizás ya conocemos pero que en determinado momento pueden exceder en número nuestra capacidad de atención.
Tenemos “la mayor oportunidad de salud global del siglo 21” en palabras de los autores del estudio. La mejor forma de atacar la mayor catástrofe en materia de salud es previniendo el cambio climático. Sin embargo, las mayores barreras para enfrentarlo no son económicas o técnicas, sino políticas.
Para frenar el cambio climático, los países deberán eliminar las plantas de carbón y sustituirlas por alternativas limpias y renovables. Los profesionales de la salud deberán tomar el liderazgo para crear una cultura de salubridad mundial, y el apoyo de países ricos a los pobres será indispensable para lograr un desarrollo sostenible. De lograr esto, para 2030 habremos prevenido 500.000 mil muertes con sólo reducir nuestras emisiones de carbono