El agua, junto con los alimentos, es incuestionablemente el elemento más básico para la vida humana. Según cifras de la ONU, en el mundo solo el 2.5% del agua es dulce, y las reservas de ésta se encuentran, en un 74%, encapsuladas en los glaciares. Del 36% restante, el 0.3%, se localiza en lagos y ríos.
El acceso al agua resulta esencial para la prevención de enfermedades, por esto, y ante la tendencia creciente en la población mundial, es crucial crear alternativas de saneamiento de este líquido vital a bajo costo, sobre todo en países menos desarrollados. Por esto, la académica de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) Ana Elisa Silva Martínez ha credo un sencillo dispositivo de desalinización de agua de bajo costo para personas que viven en las costas, o bien, cerca de recintos de agua salada, como el caso de algunos lagos.
Su invento consiste en una caseta plástica tipo invernadero que puede ser acoplada en azoteas. Estos artefactos convierten 5 litros de agua potable por cada 60 litros de agua salada.
La científica imita el proceso natural de lluvia para desalinizar el agua, empleando la energía solar, un recurso por demás presente en las zonas costeras mexicanas: “De manera natural, el agua es evaporada por el sol, se condensa en las nubes y cae como lluvia, que no es salada. Si uno captura el agua antes de que se ensucie con la tierra es potable. Hacemos el mismo proceso, pero concentrado en una caseta plástica (destiladores solares tipo invernadero) que llevamos a donde se requiera”.
Finalmente el agua resultante contiene de 40 a 100 miligramos por litro de sales, es decir, cumple con los requisitos para ser considerada dentro de la categoría de agua potable. El invento será de vital importancia para personas carentes de servicios de agua. Según algunas ONG de la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua, al menos el 20% de la población mexicana carece del servicio de agua, o bien, la que recibe está contaminada.