Un bono verde es muy similar a un bono normal en donde se emite una deuda bajo el compromiso de invertir en un proyecto “verde”.
El mercado de bonos verdes en el mundo ha tenido un importante impulso en los últimos años y tan sólo en 2014 alcanzará un crecimiento de hasta cuatro veces respecto al año anterior y llegar a los 40 millones de dólares, resaltó el especialista de International Finance Corporation (IFC), Daniel Farchy.
Destacó en ese sentido la importancia que han adquirido estos instrumentos de deuda para financiar proyectos verdes y diversificar los portafolios de inversión con un alto rendimiento.
Explicó que a diferencia de los bonos de carbono, los cuales desde hace tiempo han reducido su presencia en el mundo, un bono verde es muy similar a un bono normal, en donde se emite una deuda bajo el compromiso de invertir en un proyecto “verde”, que implica un resultado.
Al respecto, aclaró que en realidad, los conocidos como bonos de carbono son solo certificados que por mucho tiempo se utilizaron como un respaldo para avalar la reducción de emisiones de partículas de CO2 a la atmósfera.
En comparación con el bono verde “el para mi mal nombrado bono de carbono, es realmente un crédito que certifica una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y a diferencia de los títulos de deuda, tiene su valor solo basado en regulaciones que crearon el mercado y ahora tienen su caída en una ausencia de dichas regulaciones”, subrayó.
Sin embargo, ante la creciente necesidad de impulsar un desarrollo sustentable se requirió de un instrumento que permitiera financiar aquellos proyectos que garanticen este crecimiento bajo un sello “verde”.
Es entonces que en 2008 se empezaron a emitir los bonos verdes, primero por entidades de desarrollo y más recientemente por empresarios privados, trayendo como resultado un importante crecimiento de este instrumento de deuda.
Desde luego, Farchy aclaró que estos bonos de momento solo han tenido presencia en países de la Unión Europea, así como en Estados Unidos y Canadá, pues en América Latina y particularmente en México no se ha aprovechado a pesar del potencial que pueden tener para las empresas, dado el potencial verde que tiene el país.
Ante ello, subrayó que en la búsqueda de poder aportar un valor agregado a la inversión de bonos verdes en México, IFC busca ver la mejor manera de difundir este concepto y lo que implica invertir en un proyecto verde para descubrir todos los campos de oportunidad.
Para ello, detalló que este lunes 27 de octubre, IFC llevará a cabo un seminario co-patrocinado con la Asociación de Bancos de México, HSBC y Credit Agricole en la Ciudad de México, en el cual se busca despejar las dudas y aclarar todas las áreas de oportunidad que pueden traer la emisión y manejo de bonos verdes.
Invertir en un proyecto verde, explicó, no solo implica sembrar arbolitos o dejar de contaminar, ya que un proyecto verde puede abarcar desde los campos de la eficiencia energética, hasta los de aprovechamiento del agua de manera sustentable.
Así pues, expuso que en México existe un ejemplo de lo que podría ser una inversión de bonos verdes, y que son los proyectos eólicos de Acciona en Oaxaca, para lo cual se apoyó en un portafolio de proyectos financiados a través de un proyecto bond, que aunque no es conocido como tal, cumple con los requisitos de un bono verde.
En ese sentido detalló que por tratarse de un bono, los verdes funcionan de la misma manera que estos instrumentos de deuda, jerarquizados en tres tipos y que son: los bonos de deuda corporativa o municipal; los ABS (Asset-backed securities) y los Projet Bonds.
Así pues, quien se interesa por invertir en bonos verdes puede tener por seguro que además de tener un respaldo financiero, ya que el bono implica un compromiso de alta responsabilidad para la empresa emisora, también se está aportando al financiamiento de proyectos sustentables y sostenibles.
Fuente: Mundo Ejecutivo Express