Estamos a punto de ver la revolución de la energía solar. Si no ha llegado es porque sus costos no se han podido igualar a los de la energía eléctrica pero eso cambiará en unos 4 años, según Salim Ismail, director de la Universidad de la NASA y Google, Singularity University, también cree que en 25 años, el 100% de los requerimientos energéticos podrán cubrirse de esta manera.
La energía solar va en ascenso, cada vez se descubren más y mejores formas de producirla además de hacerla más barata y accesible. Cuando sea costeable para la mayoría de la población, veremos un cambio tremendo en la forma de producir energía. Eso no es lejano pues un nuevo compuesto lograría este objetivo con una célula solar más barata y menos tóxica que los paneles conocidos hasta ahora.
Un panel solar de primera generación están hechos de silicio, los de segunda generación con teluro de cadmio, esta es una película muy fina y sensible a la luz que puede colocarse en ventanas e incluso superficies flexibles. El proceso para elaborar una célula solar de este tipo se llama activación y consta de un tratamiento con cloruro de cadmio. Esto hace que la eficiencia de la célula aumente de un 10% a 20 % del 1% o 2% que generalmente se tiene.
Aunque la eficiencia incrementa en gran medida, el cloruro de cadmio es altamente tóxico. Puede causar cáncer de pecho, enfermedades cardiovasculares o alteraciones genéticas. Si el cloruro de cadmio llega a colarse en el ciclo del agua, la fauna estaría contaminada durante generaciones. Por si la toxicidad no fuera poca, su costo es muy elevado pues cuesta unos 0,3 dólares por gramo y lo que termina de encarecerlo es el manejo adecuado de estos residuos, por esto científicos del Instituto Stephenson de Energías Renovables de la Universidad de Liverpool se dieron a la tarea de encontrar una alternativa.
La solución, un componente del tofu
La opción más viable y ecológica era encontrar un compuesto menos tóxico que el cloruro de cadmio pero con la misma eficiencia. Una opción de cloruro no tóxico que todos conocemos es el de sodio, es decir, la sal con la que preparamos los alimentos, pero su eficiencia no es suficiente.
Cuando las células solares se empezaron a tratar con cloruro de magnesio, la eficiencia era la misma, fue sorprendente que este compuesto que se obtiene fácilmente a partir de agua de mar fuera tan eficiente.
El cloruro de magnesio tiene aplicaciones como suplemento mineral, como sales de baño, incluso se emplea como coagulante en la elaboración de tofu. Es tan noble que hasta se puede comer y su precio es 300 veces más barato que el cloruro de cadmio.
Hay quien piensa que el avance no es tan revolucionario y que no impactaría demasiado en el costo de producción de estas células solares, sin embargo hay una ventaja que nadie puede negar y es que es por mucho, más amigable con el medio ambiente.