No todo son malas noticias en torno al cuidado de nuestro planeta. Según un reciente estudio de la ONU, la capa de ozono está recuperándose después de años de abusos. Todo un logro que anima a seguir luchando para detener el calentamiento global, otro de los grandes peligros que nos amenazan.
Como es sabido, la capa de ozono es la parte de nuestra atmósfera que bloquea la luz ultravioletaemitida por el sol, y no es menos conocido que algunos productos químicos, como los clorofluorocarbonos (CFC) estaban acabando con ella. En 1987, el Protocolo de Montreal minimizó el uso de estos productos químicos que agotan el ozono mediante la prohibición de un centenar compuestos, y el resultado no ha podido ser mejor: se está revirtiendo el daño causado.
Se calcula que a finales de siglo la estratosfera estará libre de CFC, y con su ausencia, la capa de ozono se reparará de forma espontánea. Así, si el tan traído y llevado agujero de ozono que se produce sobre la Antártida alcanzó un máximo de 7 millones de kilómetros cuadrados en septiembre del año 2000, -el mismo tamaño que en 2011 y 2012-, está contrayéndose.
El estudio fue realizado por 300 científicos de distintos países para las Naciones Unidas, y publicado en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial de las Naciones Unidas (OMM).
Recuperación en 2050
De seguirse así de bien, el agujero de ozono se produce sobre la Antártida, -alcanzando un máximo de 7 millones de kilómetros cuadrados en septiembre del año 2000, el mismo tamaño que en 2011 y 2012-, larecuperación total de la capa de ozono se espera a mediados de siglo.
Aunque se haya reducido drásticamente la emisión de CFC, los efectos tardan en verse, pues una vez estos gases llegan a la atmósfera tardan décadas en abandonarla, por lo que restablecer las concentraciones de ozono estratosféricos a los nivles de 1980 no será antes del 2050.
Además de sus beneficios sobre la capa de ozono, el Protocolo de Montreal tiene “un enorme beneficio colateral” en el detenimiento del ritmo del calentamiento global, dice David Doniger, director del departamiento ambiental de la oficina del Consejo de Defensa de Recursos Naturales en Washington. Ello es así porque los gases del Protocolo de Montreal también prohibieron una serie de gases nefastos que contribuyen a aumentar el efecto invernadero.
El resultado es tremendamente significativo, pues gracias a su prohibición se ha logrado una ralentización del ritmo de calentamiento que es unas cinco veces mayor que el se hubiera conseguido con una plena aplicación del Protocolo de Kioto, cuyo objetivo no es otro que combatir el cambio climático.
Combatir el cambio climático
“Es una gran historia de éxito ambiental”, dijo el Secretario General de la OMM, Michel Jarraud, un logro internacional que debería animarnos a reaccionar del mismo modo con respecto al cambio climático. “Todavía estamos a tiempo de detenerlo si demostramos el mismo nivel de urgencia y unidad”, concluyó.
Sin embargo, el desafío es muy distinto. Si bien la lucha contra el aumento del agujero de la capa de ozono tiene un gran mérito, también hay que tener en cuenta que era un objetivo concreto, muy específico. Por el contario, combatir el calentamiento global implica una serie de elementos básicos, sobre los que descansa la actual economía, especialmente el uso de combustibles fósiles.
Aún así, no debe tirarse la toalla, porque en ambos casos las consecuencias son dramáticas, hasta el punto de constituir una motivación suficiente como para avanzar en el caballo de batalla actual: el logro de un acuerdo internacional vinculante. Quizá en la cumbre climática de París cambien las cosas para que no lo haga el clima…