En los tiempos modernos encontramos que muchas veces es más confiable diseñar y construir nuestros propios objetos, o incluso viviendas, para asegurarnos de cuidar hasta los últimos detalles en términos de sustentabilidad y ahorro de energía. No es por nada que el término “hazlo tú mismo” haya tomado tanta fama de unos años para acá. Bajo esta premisa y con giro hacia la estética y la comodidad, la consultora de diseño Rachel Ross creó, con la ayuda de su esposo, una hermosa casa en forma de mandala que funciona en armonía con las bases mas esenciales de la naturaleza.
La yurta “Magnolia 2300” es una vivienda redonda en forma de mandala que se encuentra en las profundidades de un bosque en Canadá. Es un espacio que le demuestra al mundo que es posible vivir en un espacio acogedor, sano y sustentable que además no implique daños al medio ambiente.
El diseño de la yurta recoge patrones de la naturaleza y los emplea para el funcionamiento práctico y el bienestar de los habitantes. Los muebles de la cocina y baño, por ejemplo, están acabados con miel de abeja y patrones de bambú; toda la madera que se utilizó fue rescatada y ningún árbol viviente fue talado para crear espacio para la construcción. Uno de los detalles más llamativos de esta casa es el techo en forma de mandala, que a la vez que deja fluir la energía de forma armónica (al no toparse con esquinas), dota de especialidad la habitación que decora.
“Vivir en una construcción redonda es una manera de vivir más cerca de la naturaleza. Todo a nuestro alrededor es redondo: la luna, la tierra, los huevos dentro de un nido, los troncos de los árboles… Es una manera de ir con la lógica de la naturaleza y no en su contra”, apunta la diseñadora.
Aunque suene como un ideal un tanto utópico, la creadora de este mandala habitable nos da los detalles de la construcción y nos invita a imitarlos. Quizá una casa redonda y natural sea la mejor manera de modernizarnos.